En el mundo cibernético hay una cierta tendencia a pensar que uno puede “reinventarse” y que de ese modo puede tener más éxito. Error, grave error. Pero seamos humildes.
En mi experiencia cuando tuve que completar Mi Perfil, Datos, surgieron varios dilemas: ¿Busco? Para empezar resolví dejar “Lo que surja”, ya que según como sucedieran las cosas me podía animar a un “Pareja”.
Fecha de nacimiento, lugar de residencia y nacionalidad fueron bastante obvios, así que en dos minutos: tema resuelto. Llegué entonces a Apariencia, y ¡chan! Por un minuto mi mundo frenó.
Curioso que la alternativa de inventar un personaje “mejor” que el real se cruce por la cabeza una y otra vez. Como si dos centímetros más o menos; dos kilos más o menos; pelo rubio, morocho, o incluso pelado en el caso de los hombres hicieran la diferencia. En ese momento uno cree que sí. Pero no, la realidad es que nada más lejos.
En mi experiencia, y según varias investigaciones, siempre es mejor la honestidad, para que el encuentro/ cita fuera del chat no sea una decepción, sino una sorpresa, ¡y de las buenas! Esto me recuerda al comercial que anda dando vueltas en las redes, en el cual insisten sobre una verdad a veces no tan obvia: en realidad somos más lindos de lo que creemos, ¡aunque suene a cliché! Así que en un ejercicio de amor y humor personal, a pura sinceridad, en su momento completé todos los campos, no sólo para todos los que les gustara como soy realmente, sino también para mi, que me gusta como soy. Y a fin de cuentas salió todo genial.
La mentira tiene patas cortas, la honestidad tiene un sabor rico, y además no hay que hacer un esfuerzo extra para sostener a un personaje de ficción. La mejor opción: aceptarse y ponerle onda. Ustedes, ¿pudieron tomar coraje y completar con la verdad?